Tu sonrisa gigante.
Tus ojitos apretados.
Tu ternura arrebatadora.
Hoy leí y leí...
palabras tuyas, y palabras mías.
palabras tuyas, y palabras mías.
Odié mi blog con todo mi ser, y me desarmaste con el tuyo.
Cada detalle minucioso que delataste con honestidad calaba profundo en todo lo que pensaba sobre ti. Y sin querer, pusiste tu vida en mis manos.
Gracias por la melancolía. Y por la nostalgia sabor chocolate. Por mantener una sonrisa cuando hay necesidad de llanto. Por fotografiar instantáneas de todo lo que hemos vivido, y crear puzzles de lugares recorridos. Por colocar un caleidoscopio en mis ojos cansados y hacer que todo luzca más lindo, como un set de 24 lápices de colores. Por cuidar mis recuerdos en cajas de cartón y hacerme cosquillas con sabor a galletas y alfajores. Por hacer que la palabra 'marinero' me llene los ojos de lágrimas de felicidad.
20 sueños armaste para un pobre tipo sin suerte.
Y por 2000 años estoy condenado a tu lado.
Gracias por existir.